Rusia está vendiendo a China gas natural licuado (GNL) procedente del proyecto Sajalín-2 en el Extremo Oriente con un descuento del 50% y sigue obteniendo beneficios, según ha informado Bloomberg, citando a operadores no identificados.
La planta de exportación de gas natural licuado Sajalín-2, situada en el Extremo Oriente ruso, vendió varios cargamentos a China para su entrega hasta diciembre a casi la mitad del precio actual al contado en una licitación que se cerró a principios de esta semana, según comerciantes con conocimiento del asunto. Aun así, los precios mundiales se han disparado tanto este año que el proyecto es capaz de beneficiarse de esas ventas.
La medida es beneficiosa para ambos países: China puede asegurarse un suministro más barato y revender los envíos procedentes de exportadores con precios más elevados a empresas de servicios públicos de Europa y Asia, mientras que Rusia puede seguir vendiendo el combustible con ganancias.
Japón y Corea del Sur, tradicionalmente los principales destinos del GNL de Sajalín, han dejado de comprar cargamentos al contado de la planta desde que Rusia invadió Ucrania en febrero.
"El suministro ruso sigue abriéndose paso en el mercado, sólo que con una reorganización de los flujos comerciales a través de los participantes en el mercado que no tienen inconveniente en aceptar cargamentos rusos", dijo Saul Kavonic, analista de energía de Credit Suisse.
"Parece que China está encantada de aceptar cargamentos de GNL ruso con descuentos, intercambiando un suministro alternativo que luego puede dirigirse a Europa a precios más altos".
Importación de GNL ruso por parte de China
El operador de Sajalín-2 es principalmente propiedad de Gazprom PJSC, y recientemente se ha redomiciliado a Rusia tras un decreto del Presidente Vladimir Putin. La medida obligó a Shell Plc a abandonar su participación del 27,5% en el proyecto a cambio de nada.
Bloomberg informa además de que los datos muestran que las importaciones de gas natural licuado ruso por parte de China aumentaron en agosto hasta el nivel más alto desde al menos 2019, mientras que los envíos de Estados Unidos han ido disminuyendo a medida que se desvían a Europa, que está dispuesta a pagar una prima por el suministro.
Hablando de Europa, Polonia sugirió esta semana a la Unión Europea que introdujera un tope de precios a todas las importaciones de gas, incluido el GNL, ya que los costes de este suministro de gas alternativo contribuyen a la inflación de los precios de la energía en todo el bloque.
Sin embargo, por ahora la Comisión Europea sólo ha propuesto un tope de precios del gas a las importaciones rusas siguiendo la misma lógica que la empleada por el G7 al imponer un tope de precios del petróleo a las exportaciones rusas.
Noticia tomada de: Bloomberg / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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